jueves, 1 de diciembre de 2011

San Marcos: ¿una universidad o un centro de diversiones?

Pronunciamiento

Ya de por sí nuestro calendario académico no respeta las diecisiete semanas lectivas que corresponden al semestre según el Estatuto de la Universidad (Art. 50). A ello se han sumar las constantes interrupciones que por distintas causas se dan a lo largo de cada ciclo: feriados largos decretados por el gobierno, exámenes de admisión o del Centro Preuniversitario, suspensiones sorpresivas de la Dirección Central, cierrapuertas encabezados por estudiantes “anónimos” no encuentran mejor forma de hacer populismo universitario. Nos faltaría espacio para enumerar todos los casos. Cada año, y con mayor frecuencia, somos víctimas de hechos afines que entorpecen todo deseo de que nuestra universidad brinde un rostro coherente al país.

Como parte de este entramado, tenemos a las verbenas y conciertos. A causa de su irritante y perturbadora sonoridad, resultan ser bonos adicionales para causar más molestias y entorpecer las clases o las lecturas en biblioteca. No sólo ello, la semana pasada, y a causa de la última de estas “actividades”, nuestra facultad cerró sus puertas en horas de la tarde y obligó a que dos coloquios organizados por estudiantes de Lingüística y Literatura se viesen perjudicados. Así, el de los primeros recortó su programación a la mitad mientras que el de los segundos se suspendió. Nos preguntamos: ¿Dónde queda la vida institucional de la que muchos docentes se jactan de hablar? ¿Así es como nuestras autoridades pretenden llegar a la acreditación internacional? ¿Al priorizar actividades de este tipo a costa de suspender el dictado de clases o la realización de eventos académico-culturales?

Los defensores de estas “actividades” dirán que generan importantes ingresos a la universidad o que el esparcimiento de los alumnos es importante. Nosotros respondemos que en una institución como la nuestra, cuyo fin es crear y difundir conocimiento, ningún pago económico por importante que sea, y no es el caso, puede compensar ni ser prioridad a los principios inherentes de nuestra casa de estudios. De la misma forma, no nos oponemos a que los estudiantes realicen actividades de esparcimiento, lo que rechazamos es que estas, al perjudicar las actividades académico-culturales, sean partícipes del cada vez mayor deterioro de la imagen de San Marcos.

La Facultad de Letras y Ciencias Humanas, la más antigua de esta universidad, debe hacer presente su reclamo ante las máximas autoridades sobre esta incómoda realidad. El mutismo frente a la indignación sólo jugaría en nuestra contra. Asimismo, esperamos un pronunciamiento de aquellos sectores docentes que acostumbran escapar de sus obligaciones al responsabilizar de todos los problemas, habidos y por haber, al estudiantado. Vemos pertinente que aquellos “intelectuales”, hábiles con el discurso, abandonen su hermetismo inmanente para que, desde su visión partidista de la problemática universitaria, hagan por fin algo productivo. Ello, y no sólo enciendan sus cátedras que hace poco usaban para hacer proselitismo político.

Sobre lo expuesto, invitamos a los distintos representantes estudiantiles de Letras, gremiales y gubernamentales, a hacer un reclamo conjunto contra esta situación que no hace más que mermar la vida institucional de nuestra facultad y universidad. No podemos permanecer callados ante futuras e intempestivas interrupciones a nuestro calendario académico-cultural. Asimismo, y como agentes decisivos que participan del presente y futuro de la sociedad, tampoco podemos compartir el pesimismo, que más parece resignación, de ciertos sectores de la universidad.

TERCIO ESTUDIANTIL MAYORÍA
PARTICIPEMOS POR LETRAS
Ética-Madurez-Responsabilidad-Consenso

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