Los criterios que tiene la Real
Academia de la Lengua Española (RAE) para el uso y construcción del vocabulario
del español han logrado que su diccionario sea uno de los “más pobres”, señaló
en entrevista Luis Fernando Lara, investigador de El Colegio de México
(Colmex).
Sólo hace falta compararlo –dijo–
con el diccionario de Oxford o los diccionarios franceses para saber eso.
“Resulta que el diccionario Académico: no da ejemplos, y el español de
Hispanoamérica entra con gotero. Se impone así una concepción peninsular de la
lengua”, afirmó.
Luis Fernando Lara quien es
además miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, sostuvo que con el
Diccionario del Español de México (DEM), proyecto que ha tenido a su cargo por
casi 40 años “se trata de corregir eso”.
“Los mexicanos vivimos con la
sensación de que la lengua nos la prestaron, que no es nuestra. Lo que estamos
haciendo con este proyecto es decir no. El español es tan nuestro como el de
los españoles y vamos a demostrarlo”, lo cual, afirmó, es uno de los objetivos
del DEM. Otro más fue hacer “… un diccionario que obedezca a nuestra realidad
social y cultural. Muchísimo de nuestro vocabulario jurídico, político y en
otros ámbitos, se ha gestado aquí, no ha llegado de España, y necesitamos
mostrarlo”.
Un tercer objetivo tiene que ver
con el análisis de la lengua: “hasta la fecha, la RAE sigue teniendo
definiciones muy malas y a veces ni siquiera definiciones. De una palabra da un
aparente sinónimo, y nosotros en nuestro proyecto cuidamos mucho la calidad de
nuestra definición y tenemos nuestros ejemplos”, declaró el destacado
lexicógrafo mexicano.
En ese sentido, se puede decir
que el DEM “es un grito de independencia, sí, pero bien entendido, porque no
estamos separando el español de México del español de España, solamente estamos
diciendo: miren, el español de México es riquísimo y hay que respetarlo”.
La historia del DEM, inició desde
el momento que el doctor Luis Fernando Lara llegó al Colmex, hace 42 años:
“Afortunadamente el Colegio de México es una institución que nunca le ha tenido
miedo a los proyectos de largo plazo”, expresó.
Dijo sentirse afortunado de haber contado en aquella época con grandes
profesores como Klaus Heger, Antonio Alatorre, Margit Frenk y Juan Lope
Blanche, entre otros.
Víctor L. Urquidi, presidente del
Colmex entre 1966 y 1988, por encargo de Antonio Carrillo Flores, director del
Fondo de Cultura Económica en esos años, le pidió a Antonio Alatorre indagar
entre sus investigadores quién era capaz de hacer un diccionario. Alatorre, a
su vez, le pregunto a Luis Fernando Lara si consideraba lograr tan importante
tarea. Fernando Lara respondió: “Un diccionario del español de México sí se
puede, lo que no sé es cuánto nos vamos a tardar pero de poderse, se puede”,
recordó el también miembro de El Colegio Nacional.
“Fue en ese momento cuando toda
la formación que había adquirido se empezaba a concretar. Pensé: primero
tenemos que saber qué es el español de México, porque lo que hacen los
diccionarios académicos, es un español tomado de diferentes autores a juicio de
los señores académicos, pero que no tienen ninguna representatividad y mucho
menos de México”, sostuvo.
Así, el siguiente paso fue reunir
un gran número de textos para construir el vocabulario del que se alimentaría
el DEM: “reunimos un corpus de texto muy grande que nos permitió sacar de ahí
el vocabulario, sin que intervinieran nuestros gustos, porque ese es un
problema típico de la lexicografía, a un lexicógrafo le molestan ciertas
palabras y no las pone en su diccionario”.
Con el paso del tiempo y bajo la
dirección del investigador se fueron concretando varios proyectos. Primero, el
Diccionario Fundamental del Español, publicado en 1982; posteriormente, el
Diccionario Básico del Español de México, en 1989, y el Diccionario Usual del
Español de México, en 1996; y finalmente, el DEM, publicado en 2010 con motivo
del Bicentenario, el cual puede ser consultado de manera gratuita en
www.dem.colmex.mx.
Hace un par de semanas, se
presentó el Corpus del Español Mexicano Contemporáneo, también como parte del
proyecto. “Es nuestro corpus, que hemos puesto a disposición de todos los
investigadores, también de forma gratuita, están las fuentes de dónde obtuvimos
nuestro materiales: literatura, periodismo, ciencia, técnica, discurso
político, religión, literatura popular, conversaciones, textos regionales,
etcétera”.
“El periodismo (una de las
fuentes) me parece algo importantísimo. Precisamente estoy por entregar a la
imprenta mi libro de Historia mínima de la lengua española, en donde le doy su
lugar desde que apareció, a mediados del siglo XVII y en México a principios
del XIX. Por el papel del periodismo en la formación de la burguesía y en la
difusión de los conocimientos, es muy importante desde el punto de vista lingüístico,
porque el periodismo es el que primero nota muchas palabras”.
El DEM “se ha convertido en un
ejemplo para muchos diccionarios hispanoamericanos. Los argentinos sacaron ya
un Diccionario Integral del Español de Argentina a partir de nuestros razonamientos.
Y nuestros métodos de trabajo ya los detecté en un pequeño diccionario escolar
que acaban de publicar en Cuba. De modo que -perdón por la falta de modestia-,
no solo creamos un proyecto pionero en muchos campos, sino que además es líder
en lexicografía contemporánea en Español”, finalizó.
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