Mark Kinver
"Los biólogos calculan que la pérdida anual de especies es 1.000 o más veces mayor que lo habitual y los lingüistas predicen que entre el 50 y el 90% de las lenguas del mundo desaparecerán antes del final del siglo", escriben los investigadores.
El autor principal del estudio, Larry Gorenflo de la Universidad Penn State, en Estados Unidos, señaló que estudios anteriores habían identificado una conexión geográfica entre los dos factores, pero que no ofrecían el nivel de detalle requerido.
Gorenflo le dijo a la BBC que la limitación de los datos se debía o bien a que los idiomas estaban enumerados por país o bien aparecía un punto en el mapa indicando la ubicación.
"Pero lo que no se sabía era si el área correspondía a dos kilómetros o a 200, así que no había una percepción real de la extensión del idioma", explicó.
"Utilizamos datos mejorados sobre las lenguas para tener un sentido verdaderamente más sólido de cómo coexisten los idiomas y la biodiversidad, y para una mayor comprensión de la extensión geográfica de una lengua".
El experto dijo que la investigación alcanzó este objetivo mediante la observación de áreas más pequeñas con una rica biodiversidad, como parques nacionales u otros hábitats protegidos.
"Cuando hicimos eso, no sólo obtuvimos un sentido de la incidencia mutua entre ambos elementos a escala regional, sino también un sentido de que la corelación aparecía también a una escala más sutil", señaló.
"Todavía no estamos del todo seguros de por qué ocurre esto, pero en muchos casos se puede deber a que la biodiversidad evolucionó como parte integral de la diversidad cultural, y viceversa".
Integración entre conservación ecológica y cultural
En su documento, los investigadores destacaron que, de las 6.900 o más lenguas que se hablan en el mundo, más de 4.800 surgieron en regiones con una biodiversidad rica.
Gorenflo describió estas ubicaciones como "paisajes muy importantes" que se están reduciendo, pero añadió que los datos del estudio ayudarán a que se pueda dar más seguridad a largo plazo.
"Supone una fantástica oportunidad para integrar los esfuerzos de conservación, puedes tener gente que reciba financiación para la conservación biológica y que a su vez colabore con gente que puede obtener financiación para la conservación lingüística o cultural", sugirió.
"En el pasado, era difícil conseguir que los biólogos miraran a la gente.
"Esto ha cambiado dramáticamente en los últimos años. Una cosa que muchos de los biólogos y ecologistas ven ahora es que las personas son parte de estos ecosistemas", concluye el investigador.
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