Según algunos cálculos, en el mundo se hablan aproximadamente 7 mil lenguas. De acuerdo con Joseph Lo Bianco (ver gráfica), de estas lenguas, once son habladas por un poco más de la mitad de la población mundial mientras que el 0.2 % de esta población es hablante de, aproximadamente, el 50% de las lenguas existentes.
Lo Bianco, Joseph(2002). Real World Languages Politics and Policy. En Baker, Steven. Language Policy: Lessons from Global Models.
En la sección oscura de esta gráfica se representa la población hablante de más de la mitad de las lenguas del mundo; en otras palabras, esto quiere decir que cada una de estas 3500 lenguas es hablada por grupos de menos de 10,000 personas.
¿Cuáles son las consecuencias de esta distribución? La primera es que la mayor parte de la diversidad lingüística está “depositada” en pueblos minoritarios. A estos pueblos, indígenas en su mayoría, se les ha concedido escaso poder político y de autodeterminación, esta situación impacta en el prestigio de las lenguas que hablan estos pueblos y a su vez en la vitalidad de las mismas. En este sentido, las dinámicas inter-étnicas e interculturales se relacionan directamente con la conservación de la diversidad lingüística.
¿Qué sucedería si la mayor parte de la diversidad lingüística perteneciera a grupos de población con poder de autodeterminación, con poder político y económico? Probablemente, la diversidad lingüística del mundo no estaría amenazada.
¿Qué sucedería si estos pueblos minoritarios, además de ser depositarios de la mayor parte de la diversidad de lenguas, contaran con poder de auto-determinación? Probablemente, estos pueblos podrían decidir sobre sus políticas, incluyendo las políticas lingüísticas; probablemente podrían utilizar su propia lengua como lengua de instrucción en las escuelas, podrían impulsar estudios sobre ella o podrían, como se ha hecho en algunos casos, declararla lengua oficial en su territorio con todas las implicaciones de uso y de valoración de la lengua que eso tendría.
Entonces, si los pueblos minoritarios contaran con poder de autodeterminación, no importando el número de hablantes, la lengua no entraría en un lento proceso de desaparición.
Es así que la conservación de la diversidad de las lenguas del mundo está estrechamente ligada con la lucha por el derecho de autodeterminación de los pueblos indígenas y minoritarios. Cualquier esfuerzo encaminado a la revitalización de lenguas en peligro de extinción debe tomar en cuenta la situación sociopolítica del pueblo hablante de la lengua en cuestión. Conservar la diversidad lingüística del mundo no es, sobre todo, solo un asunto lingüístico.
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