Siempre han muerto y han nacido nuevas lenguas en el mundo, es una dinámica propia y normal en las lenguas, lo nuevo es la velocidad con la que ahora están despareciendo.
Algunas lenguas van cambiando tanto que con el tiempo se vuelven distintas, de algún modo los hablantes de español siguen hablando latín, un latín del siglo XXI propio de España y Latinoamérica mientras que los franceses también siguen hablando latín del siglo XXI sólo que en el modo particular de Francia y lo mismo podemos decir sobre el resto de las lenguas romances. El latín era una lengua tan vital que para seguir viviendo murió; de tanto usarlo, se fue volviendo algo distinto en cada una de las regiones en las que se hablaba. Es por eso que el hecho de que una lengua cambie de algún modo es signo de su salud, no podemos cambiar algo que no se está usando. Lo mismo se puede decir de las otras familias lingüísticas mexicanas, las lenguas de la familia yuto-azteca alguna vez fueron una sola lengua que con el paso del tiempo se fue volviendo náhuatl, cora, huichol, rarámuri…
Una lengua con mucha vitalidad irá cambiando tanto que será otra algún día. Esta es una manera natural de “morir” porque la lengua deja de existir sin que sus hablantes sean afectados; al contrario, la lengua muere justo porque sus hablantes usan, disfrutan y se comunican a través de ella, cada uno le va dejando una impronta que imperceptiblemente transforma el sistema lingüístico. La muerte de una lengua por cambio paulatino no amenaza la diversidad lingüística, al contrario, la propicia con el nacimiento de nuevas lenguas.
Otras lenguas mueren por una causa terrible, porque se atenta contra sus hablantes y esto afecta la vitalidad lingüística a una gran velocidad; unas se extinguen porque, durante las guerras por ejemplo, son exterminados todos los que la hablan (y en ese caso lo que menos importa es la muerte de la lengua en sí).
Otras lenguas mueren porque sus hablantes sufren discriminación abierta o encubiertamente. Muchas lenguas han desaparecido porque sus hablantes han sido castigados con multas, azotes, cárcel, burlas, prohibiciones, etc. Es una agonía lenta. Alguien puede argumentar que hay lenguas que se extinguen simple y sencillamente porque dejan de ser útiles, no lo creo, siempre tiene que ver con una relación desigual entre culturas.
Las lenguas son sus hablantes y cualquier atentado u omisión contra el derecho fundamental de hablar tu lengua impacta a corto o largo plazo en la existencia de ese sistema lingüístico. Es así que la preservación de la diversidad lingüística del mundo está estrechamente relacionada con la defensa de los derechos humanos. Que las lenguas del mundo se sigan hablando no es sólo un sueño utópico de lingüistas, filólogos o anticuarios, creo que debe ser preocupación de todos porque nadie debería ser maltratado por hablar una lengua como tampoco por el color de la piel o la religión que profesa. La preservación de las lenguas tiene sentido como una consecuencia de que los derechos de sus hablantes están siendo respetados. Al fin y al cabo, los hablantes somos más importantes que las lenguas; al fin y al cabo las lenguas somos sus hablantes.
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