martes, 17 de enero de 2012

Los ecos de un maestro en su cumpleaños

Son más de 40 los libros que el italiano Umberto Eco ha publicado hasta hoy, su cumpleaños número 80. En esa vasta obra caben novelas, ensayos filosóficos, tratados de semiótica, lingüística y estética. Es decir, Eco es un empedernido estudioso y trabajador de la palabra, además de profesor, lector y fabulador; y también un pensador crítico de la cultura popular y de la sociedad actual.

En el imaginario del autor nacido en Alessandria confluyen sus conocimientos sobre la Filosofía universal y la Teología, las leyendas de templarios y las conspiraciones, la producción de los signos y su fascinación por los cómics. Solo así ha conseguido que su obra escrita pase por las manos y las reflexiones del erudito y también cale en las masas, en el lector que se deja llevar por la intriga.

Así por ejemplo, ‘El nombre de la rosa’, su primera novela (1980), es una reconstrucción erudita del problema teológico y filosófico de la Edad Media, pero también es leída como una historia de crímenes en la línea de la narrativa policíaca. Esta novela ha sido un texto clave para la literatura y ha tenido una distribución masiva.

En una breve revisión de tres novelas de Umberto Eco, la filóloga Miriam Merchán, catedrática de la Universidad Católica de Quito, señala que uno de los atractivos de ‘El nombre de la rosa’ son los referentes antiguos bibliográficos, conocidos y poco conocidos, sobre los que Eco desarrolla una trama. Parece -dice Merchán- que el dicho de “seamos modernos, volvamos a lo antiguo” se cumple con Umberto Eco. En esa novela le resulta enriquecedora la revisión de la filosofía y la intriga de crímenes para evitar la lectura de un clásico como sería la segunda parte de la ‘Poética’, de Aristóteles. Además, dice, está tan bien escrita que un especialista la disfruta y un neófito sigue la lectura.

En ‘La misteriosa llama de la reina Loana’ (2004), Merchán halla una importante reflexión sobre la memoria y el viaje como un elemento de autoconocimiento. De este libro le llama la atención que el protagonista pierda la memoria y trate de recuperarla desde sus espacios y sus referentes de la infancia, que trate de recuperar su humanidad... “Son elementos que se desarrollan en la ‘Odisea”, dice.

Asimismo, en ‘El péndulo de Foucault’ (1988), la catedrática cree importante la relación que se hace sobre los descubrimientos europeos y su relación con América, mediante un personaje que se revela arrebatado por la música y las prácticas esotéricas del Caribe; todo en medio de la erudición de Eco y las posibilidades que brinda de desarrollar distintas perspectivas del mundo.

A esas tres novelas se suman: ‘La isla del día de antes’ (1994), ‘Baudolino’ (2000), ‘El cementerio de Praga’ (2010). Sin embargo según ha dicho en sus ‘Confesiones de un joven escritor’, Eco relega su narrativa a un segundo plano, pues profesionalmente se considera sobre todo un filósofo, humanista e intelectual que escribe novelas como ‘amateur’.

Entonces en la línea por él mismo trazada se llega a sus ensayos y tratados. Allí, es la Semiótica, su área de mayor estudio, elevándose por sobre todos sus textos referentes a esta materia el ‘Tratado de Semiótica General’. Siguiéndole en importancia ‘Semiótica y filosofía del lenguaje’, ‘Los límites de la interpretación’ o ‘Signo’.

Otro de sus campos de interés, el de la estética, ha sido por él reflexionado en títulos como ‘Arte y belleza en la estética medieval’ y en su díptico ‘Historia de la belleza’ e ‘Historia de la fealdad’. En esos dos libros, Eco se ubica en dos polos opuestos para intentar una compresión total de las ideas estéticas y las formas y valores de representación a lo largo de los años. Lo hace como lo haría un buen profesor: de manera clara, amena y sistemática, acompañándose de ilustraciones.

Eco, además, es un ‘bondólogo’ (especialista en James Bond) y eso demuestra su apego por la cultura de masas como un objeto de estudio. En ese interés se alinean también su gusto por los cómics y el análisis del rol de la televisión en la sociedad actual.


Con sus 80 años, Umberto Eco sigue buscando los signos...

Punto de vista

Vladimir Sierra/ Sociólogo, Doctor en Filosofía

‘Su gran aporte a la academia ha sido como semiólogo’

En la academia  ha sido recibido como semiólogo y ese ha sido su principal aporte. La semiología se comprendía como una parte de la filosofía, la filosofía de los signos; pero Eco hizo de ella una ciencia independiente, fundando la primera Facultad de Semiología.

Su gran obra es el ‘Tratado de Semiótica General’,  donde él  hace una cuestión innovadora al intentar hallar la producción de los  signos desde la producción de los bienes materiales, propuesta por Marx. Es un libro inaugural que lo posicionó en la discusión de la Semiología junto con Pierce y Saussure. Mientras que en  textos como ‘La estructura ausente’ o ‘Los límites de la interpretación’ se amplía hacia otras problemáticas de los signos.

Siendo un  conocedor de filosofía clásica y moderna no ha trascendido en ese campo, pues no ha lanzado una propuesta propia, como Gadamer o Habermass.

En su dimensión literaria plantea sus estudios sobre estética y, sobre todo,  toma una posición donde señala que la crítica a la cultura de masas no debe ser tan fuerte; situándose en un mundo globalizado  indica que los productos culturales pueden desdoblarse para la élite y las masas.

Libros de Eco, en el país

La obra  en castellano es editada por  Lumen y distribuida por Random - Mondadori. Según Alfonso Reece, de Libri Mundi, su narrativa y ensayo tienen salida.

‘El nombre de la rosa’ y ‘El péndulo de Foucault’ deben ser constantemente repuestos.   No así  ‘Baudolino’ o ‘La isla del día después’. ‘El cementerio de Praga’ también ha tenido gran aceptación. En los ensayos, tienen éxito ‘La historia de la belleza’ y ‘El superhombre de masas’.

La cronología

1954
Se  doctoró en Filosofía y Letras, en la Universidad de Turín, con un trabajo que publicó dos años más tarde con el título de ‘El problema estético en Santo Tomás de Aquino’.

1962
Contrae matrimonio con Renate Ramge,  profesora alemana de arte,  con quien tiene un hijo y una hija. Juntos viven entre Milán y  Rimini.

1971
Desde este año, Umberto Eco es profesor de semiótica en la Universidad de Bolonia. También ha dictado cursos en las universidades de Florencia y Turín.

1986
‘El nombre de la rosa’, tras múltiples traducciones y de un sonoro éxito comercial, es llevada al cine por Jacques Annaud, con la actuación de Sean Connery.

2000
Ya con títulos honoris causa otorgados por universidades del mundo, consigue  el Príncipe de Asturias  en Comunicación y Humanidades.

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