jueves, 25 de agosto de 2011

Director de La (sin)Razón espeta sobre la Ley de Consulta Previa

El director del diario La Razón, Uri Ben Schmuel, escribió en su columna sobre la «horrenda Ley de Consulta Previa». ¿Opiniones? Aquí les va:

El martes se impuso en el Congreso la dictadura de lo “políticamente correcto”, al aprobarse por unanimidad la Ley de Consulta Previa (LCP). Ni un solo legislador tuvo el coraje de votar en contra. Es que suenan tan bonitas palabras como “diálogo intercultural”, “diversidad lingüística” y “pueblos indígenas”. Imposible oponerse a tanta maravilla.

Y al día siguiente, extasiado, el ministro del Ambiente, Ricardo Giesecke, sostuvo que la LCP puso una lápida a la política del “perro del hortelano” del gobierno pasado. Pone una lápida, sí, pero a la economía de mercado. Pone una lápida a 54 proyectos de inversión por más de 8,400 millones de dólares, que ahora corren el riesgo de paralizarse por consultas en las que primarán criterios políticos e ideológicos.

Y también pone la LCP una lápida en el Estado de Derecho y en la concepción del Perú como república unitaria. Desde hoy tenemos territorios autónomos, en los que –pintado está en la pared– el “diálogo intercultural” será en los hechos carta blanca para que los funcionarios del gobierno, a la hora de negociar con los “nativos”, sean sometidos a la ley de la turba.

En el papel, todo es muy bonito. Y es que el papel aguanta cualquier cosa. En la vida real, si a la comunidad X se le ocurre oponerse al proyecto Z, por más que en teoría tenga el Estado la última palabra, en la práctica ocurrirá que los “nativos” saldrán a las calles a quemarlo todo, en uso de su “legítimo derecho” a la “protesta popular”. Pasó en Bagua, y en una docena de otros sitios en los últimos cinco años. Y ahora pasará, y al amparo de una ley, multiplicado por cien.

Pero hay otro aspecto en el que queremos detenernos. La LCP es un magnífico ejemplo de esa concepción “multicultural” posmoderna tan en boga, que nos aleja cada vez más del liberalismo original. En lo que toca a las relaciones entre los individuos y el Estado, hay verdades que eclipsan a las demás y no aceptan excepciones. O, mejor dicho, no deberían aceptar excepciones. Pero los adeptos a la corrección política vigente rechazan toda presunción de superioridad moral por parte de Occidente. Quieren hacernos creer que estamos en la era de la “democracia multiétnica”.

Sin embargo, esta noción, tan igualitaria a primera vista, es profundamente racista. Nos dice, en otras palabras, que no vale la pena incorporar a los “pueblos nativos” a la modernidad. Que no merecen llevarles desarrollo. Que sigan inmersos en su “diversidad”, pobrecitos. Si en vez de un proyecto de inversión que los insertaría en el mercado quieren seguir venerando a un “apu”, bien por ellos. Tienen derecho a preservar sus “tradiciones”. Es tan bonito visitarlos en su “hábitat natural”, sin agua, luz ni internet. Para qué arruinar la oportunidad de fotografiarlos así y luego regresar a este infierno moderno en el que vivimos con seguros médicos privados, delivery las 24 horas y twitter.

Esto es paternalismo de la peor especie, disfrazado de buenas intenciones, que en el fondo, propone mantenerlos en el atraso. Eso, y no otra cosa, es esta horrenda Ley de Consulta Previa.

1 comentario:

  1. Es increíble cómo esta persona pueden dirigir un diario. Mi absoluto rechazo a este artículo, que solo muestra el interés económico que debe de tener aquel “directorcillo”, con algunas empresas mineras.
    ¡Qué falta de respeto para con los peruanos que ya han sido afectados por la contaminación de sus tierras!

    Miguel Angel Villanueva O.

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